NIÑEZ Y ADOLESCENCIA "VISIÓN DE LOS JÓVENES"

Por Soledad Pino, Presentado en el VI Foro de Seguimiento Permanente de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente.

Hoy nos encontramos acá, nosotras y nosotros, miembros de la Comisión Juvenil, reflexionando sobre “la Niñez y Adolescencia”.

“La Niñez y Adolescencia” cuántas veces más seguiremos oyendo y leyendo esta frase, esta célebre pero convertida en bizarra frase cada vez que sale de las bocas y banderas de campañas políticas, de políticas asistencialistas, dadoras como diría Freire sólo de una “falsa generosidad” que manifiestan aquellas ciudadanas y ciudadanos de bien, que tienen el poder y los recursos necesarios para cambiar esta realidad histórica ganada por el desamparo, marginación, exclusión en la que todos los días niñas, niños y adolescentes experimentan en sus casas, barrios, escuelas, por la falta de condiciones afectivas, sanitarias, económicas en que se ven inmersos, debido al salario indigno e injusto que reciben sus padres y madres y por la ausencia de redes sociales solidarias que promuevan acciones de promoción y prevención de los diversos males tercermundistas que los acechan.

Visible y vergonzoso es el abandono realizado por las políticas públicas de educación, salud, y seguridad que en lugar de atender a la “niñez y adolescencia” integralmente poniéndose al servicio de su interés superior; incapacitan, analfabetizan y criminalizan masivamente a cada niña, niño y adolescente.

Les otorgan sí, el protagonismo, el ser sujetos, autores de la atroz violencia, la paranoica inseguridad, perversiones y demás comportamientos aberrantes ocurridos en Mendoza y en el resto del país en este último tiempo. Son mediática y socialmente las y los adolescentes lxs causantes de todos estos males que preocupan a lxs ciudadanxs. A partir ya de los 6 años son peligrosxs, delincuentes, drogadictxs todos y todas por igual, son “menores”, están adormecidxs, deshumanizadxs y alienadxs…, escuchamos a diario decir en los noticieros en boca de diversos profesionales, debido a la pobreza, a la delincuencia, a las drogas. Las drogas, malditas sustancias, llegan más rápido al hogar que un trabajo, que la leche, que un maestro, que un médico.

Estamos convencidxs que si los niños y las niñas que vemos a diario en las esquinas de los barrios consumen drogas, es porque no son unos pendejos, vagos y delincuentes, encima pobres claro, sino porque durante su niñez ha estado ausente la “verdadera generosidad” de la que habla Freire, de aquellos encargados de cumplir con su función. No hablamos de cumplir con una función paternalista sino de la función de educar, concientizar, capacitar, ofrecer igualdad de condiciones sin querer reproducir modelos de asistencialismo y dominación.

Pedimos acabar con estos fundamentalismos sociomediáticos, no son “menores peligrosos, son niñas, niños y adolescentes que están en peligro” (solo se escucha gritar esta frase en los medios de comunicación alternativos, comunitarios). Están en peligro, por el descuido y desamparo de aquellas y aquellos encargados de romper con este círculo vicioso que repite día tras día que el destino de estos “menores”es un destino dado, natural. Si así lo fuese… ¿qué estamos haciendo hoy todas y todos acá? Hoy estamos acá para recordarles que la historia de estas niñas y niños es una historia construida y que nuestra lucha en defensa y cumplimiento efectivo de sus derechos no es utópica.

Cuando el poder, pretende conmoverse ante “la niñez y adolescencia” no solo se expresa en su falsa generosidad sino que jamás la sobrepasa. El orden social injusto es la fuente generadora de esta “generosidad”, “falsa caridad”, “falso amor” que se vuelca y empapa escandalosamente.

Una verdadera política pública apunta a promover la organización, la autogestión de los miembros de las comunidades con las que se trabaja, la independencia, la construcción de una verdadera ciudadanía desde la autonomía, la capacidad de elegir y de hacer valer sus derechos cumpliendo con sus deberes. Hoy parece que al “futuro ciudadano” solo se lo educa, para que cuando llegue a la juventud, cumpla con sus deberes, obedeciendo y esperando pasivamente por un plan social.

Que la Comisión Juvenil de Seguimiento Permanente de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes esté hoy acá no es un acto tierno ni ingenuo y no agradecemos el espacio “desinteresado brindado”. Que nos estén escuchando ustedes es necesario, es un deber. Reconocemos y nos hacemos cargo del espacio que estamos ocupando y asumiendo hoy como lo hacemos en cada foro, congreso, ateneo, taller, charla.

Una vez más pedimos la extensión de manos realmente solidarias, que luchen por la restauración de la verdadera generosidad.

Generosidad manifestada en acciones efectivas y eficaces y no en leyes ni decretos literarios excelentemente escritos y articulados pero al fin y al cabo archivados; porque estas leyes y decretos finalmente se vuelven inviables ya sea por la falta de personal idóneo capacitado, por la falta de recursos materiales, edilicios, malversación de los recursos económicos o simplemente por la falta de inversión en el presupuesto requerido para que estas estupendas leyes de niñez y adolescencia. Es el deber y responsabilidad de todas y todos que dejen de ser documentos bien redactados pero inservibles.

Es por ello que bajo las consignas de la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, manifestamos como Comisión Juvenil, que esta lucha no es para la niñez y adolescencia sino que esta lucha, se está llevando a cabo con las niñas, niños y adolescentes en defensa de la promoción de sus derechos y obligaciones.